Por Camilo Baranda Valeiras:
Este pasado domingo participé en el Maratón de Lisboa, la cual daba comienzo a las ocho de la mañana en la localidad de Cascais (la prueba en un principio estaba prevista que empezase a las ocho y media pero se adelantó media hora debió a las previsiones de calor).
A las seis y media de la mañana cogimos el tren que nos llevó a Cascais, durando el viaje cuarenta minutos y luego desde la estación hasta la línea de salida unos quince minutos andando. La carrera se dirige hacia el Norte unos siete kilómetros y luego da la vuelta dirección a Cascais-Lisboa.
La mayor parte de la carrera discurre por la orilla del mar pasando por las localidades de Cascais, Estoril, Belén y terminando en la preciosa Plaza do Comercio de Lisboa.
Hasta el kilómetro 33 todo va según lo previsto pero, a partir de ahí, el objetivo final se empieza a alejar, toca sufrir y acabar como se pueda, quizás debido a falta de entreno o al fuerte calor (más de 30º). A las cuatro horas y dos minutos ( puesto 1901) estoy cruzando la meta en la Plaza do Comercio de Lisboa.
