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36 Maratón de Sevilla [23.02.2020]

Por Felipe Iglesias:

Hay un compañero de club que me recuerda que, una nueva marca personal, exige una crónica por todo lo alto. Como la marca en Maratón ha caído (por fin)… la crónica comienza ahora (aviso que es algo laaaarga, lo siento… me he dejado llevar por la emoción).

Ya hará casi un año que, una cosa lleva a la otra… cinco compañeros del Club, de los cuatro que finalmente participamos, nos anotamos para correr este Maratón el domingo de Carnaval. Las cosas con buena previsión, siempre salen mejor.

Podría pararme en contar la preparación, los pasos dados hasta llegar a esta prueba, pero creo que ahora mismo se puede resumir en: «como llegamos al mes de noviembre en bastante buen estado de forma, después de mejorar marcas en varias distancias, esa inercia propició entrenar bien y conseguir un estado de forma óptimo para intentar hacer algo bueno». En mi caso, mi anterior marca, que era de 3 horas 28 minutos y pico, estaba ahí desde el año 2014 y me había sido imposible bajarla… hasta el domingo.

Es cierto, como me recordaba Manolo (eldelmonte), que un 80% de este éxito personal se lo debo al grupo de entrenamiento que hemos formado: pequeño, «pero matón», donde cada martes y cada jueves nos juntamos Luis Fornos, Jorge Cid y un servidor (a veces recibimos la visita de alguien a mayores) para dar una vuelta al río… a veces con series de 500 m para alegrar el cuerpo, otras simplemente para correr y disfrutar con los compañeros. También sumamos alguna salida al monte que sirvió para fortalecer en las primeras semanas de preparación y, sobretodo, mucha fuerza de voluntad… MUUUUUCHA porque, cuando las cosas se ponen en contra, sacas planificación de donde sea para hacer tus entrenamientos, aunque te hayas desplazado con la familia a una localidad lucense que no conoces y te plantes antes del amanecer para hacer la tirada de 32 km en territorio desconocido.

«Lo que hacéis es jodido» me decía mi hermano el domingo después del Maratón, cuando le conté lo mal que lo puedes pasar en los kilómetros finales. Es llevar el cuerpo a la extenuación, cuando el día no se pone de cara, como nos pasó el domingo a varios. Me atrevería incluso a decir que, si no se llega a ese estado, es que no lo has dado todo y que has desperdiciado hacerlo mejor.

VIAJE Y PROLEGÓMENOS:

Luis y yo viajamos en coche el sábado, madrugando un poco y llegando a Sevilla poco después de la hora de comer. Esperamos, mientras nos acomodábamos con la familia en el hostal, que llegase Felipe y nos fuimos a buscar los dorsales a la feria que, todo hay que decirlo, quedaba a tomar por saco del centro de Sevilla. Recogida rápida y vuelta al hotel dando un rodeo por la circunvalación sur, para salir a dar una vuelta y visitar un poco la ciudad.

Por la mañana… lo de siempre: despertarse 3 horas antes de la salida para desayunar y luego descansar hasta el momento de vestirse, repasar que llevo todo, darle un beso a mi mujer sin despertarla e ir caminando a la salida. Dejamos bolsas en el guardarropa, nos encontramos con la otra expedición de orensanos (del Burgas, Maceda…) y con Emilio en plena línea de salida y a esperar el disparo.

LA CARRERA:

Mi carrera fue paralela a la de Jotaeme, ya que corrimos juntos casi todo el rato. En entrenos y competiciones habíamos visto que los ritmos eran muy similares y correr en grupo es mucho más llevadero, aunque a la hora de la verdad, el Maratón pone a cada uno en su sitio, como así fue. Comenzamos con el ritmo previsto de paso por kilómetro de 4’40» aproximadamente, sin agobios… pero yo veía que mis pulsaciones se acercaban demasiado a las 150 ppm y no era lo que yo quería. Iba dándole avisos a JM y él se iba frenando aunque a veces nos animábamos demasiado y subíamos bastante el ritmo (está claro que él podía ir más rápido y yo no). Fuimos más o menos bien hasta el km30 o km35, porque aunque perdiésemos 3 o 4 segundos en algún km, sabíamos que estábamos corriendo a buen ritmo. El paso por el medio maratón fue en 1:38:35, con lo cual íbamos de libro (5 segundos perdidos).

Llegados a este punto de esta macro-crónica, quiero contaros la experiencia vivida en el km23 y pico… vemos gente parada y congregada en un punto concreto a la izquierda de la carrera, y policías avisando para que nos fuésemos apartando a un lado. Al pasar, vemos un corredor de pantalón rojo tirado en el suelo inerte, no se movía… y alguien haciéndole la reanimación, un RCP. Silencio, cabezas bajas y algún comentario del tipo «qué fuerte», mientras se escuchaba el sonido de la ambulancia que se acercaba… mi cabeza empezó a trabajar a mil por hora pensando lo que, supongo, todos pensarían: nos puede pasar a cualquiera. En ese momento, eché mano de mi anillo-rosario (me lo trajeron de Roma de regalo y en todos los Maratones y algunas pruebas ciclistas largas, lo llevo conmigo) y empecé a rezar por la recuperación de ese corredor. Hoy mismo han publicado de la organización que lo llevaron, lo ingresaron y se ha recuperado.

Seguimos…

Puedo decir que disfruté del recorrido, fijándome en zonas y monumentos de la ciudad… hasta más o menos pasar el estadio del Betis, donde choqué la mano de un tipo vestido de ajo puerro (la mascota del equipo de fútbol). A partir de ahí, el calor y el sol ya empezaban a molestar y las grandes avenidas no ayudaban mucho al coco… pero sólo quedaba correr un 10.000 más y no podía venirme abajo. El paso por la plaza de España, tan bonita ella, fue un poco incordiante debido al recorrido en óvalo que había que hacer, girando a izquierda durante un buen rato. Creo que a partir de ahí fue cuando comencé a ir más lento y JM se fue alejando.

¿El resto? modo «supervivencia» donde tampoco bajé tantísimo el ritmo y conseguí correr sin pararme a caminar (gran trabajo mental de concentración). No recuerdo bien cosas concretas, sólo que intentaba pisar lo mejor posible el adoquinado, no meter los pies en los raíles del tranvía, etc.

Alcancé a JM que volvió a correr a mi lado. La familia la teníamos esperando para animarnos a unos 400 m del final, pero esta vez no me paré con ellos, sólo choqué la mano de Sergio, pero imposible parar en ese instante. Y así fuimos hasta la alfombra azul donde, en un momento de alegría, ofrecí la mano a JM para que me la chocara como diciendo «hecho tío»… PERO NO!!! él supuso que era para cogerla y eso hizo: la cogió y así fuimos hasta la meta los metros que faltaban, cruzándola juntos y terminando mi 14º Maratón, con marca personal en mi caso, en 3:21:34, bajando aproximadamente 7 minutos el tiempo que había hecho hace seis años en Coruña.

CONCLUSIONES

Muchos factores influyen a la hora de preparar y correr un Maratón. Son tantos que, pararse en alguno concreto y echarle la culpa de no haber hecho menos tiempo, no sería justo… hidratación, alimentación durante la carrera, ritmo alto, descanso previo, sol y calor…

Por este motivo me quedo con la marca que he hecho y que, sabe Dios si podré mejorar en un futuro. Es la culminación al entreno hecho con cabeza y corazón, por eso tengo que estar muy contento. ¿Próximo intento? supongo que el Maratón de Coruña, que casi es de obligada asistencia cada año y en esta temporada será en octubre… ¿Málaga? ¿Oporto? habrá que madurar seriamente todas las opciones.

Resultados:

  • Puesto 2372 – 3:18:53 – Luis Fornos Gallego
  • Puesto 2579 – 3:21:34 – Felipe Iglesias Mira
  • Puesto 2580 – 3:21:34 – José María Levoso Touceda
  • Puesto 4047 – 3:36:45 – Felipe Rodríguez Fernández
Los cinco maratonianos del club en Sevilla
Con Emilio antes de la salida
Con Mariano y otro compañero de Rianxo
Últimos metros…
Los «compadres»